Edtih Aranda*
La autoestima es ocuparse de
conocer las características, capacidades
y limitaciones, las cuales deben ser aceptadas sin tratar de negarlas, filtrar
los pensamientos positivos y buscar una salida favorable a las diversas situaciones de la vida, con
entusiasmo y valor.
Es también la confianza en
uno mismo, para asumir riesgos e intentar cosas nuevas, enfrentar el cambio sin
temor aunque no se tengan todas las respuestas claras, es la única manera de
crecer.
Una autoestima fortalecida
es fundamental para la formación de líderes; lideres para el cambio que sean
capaces de asumir compromisos como también consecuencias de sus actos ya sean
positivas o negativas, sin buscar culpables en terceros ni compadecerse de sus
errores simplemente busca y halla soluciones.
Un líder es siempre
coherente en lo que piensa, dice y hace es el ejemplo a seguir en su equipo de
colaboradores, es aquel que motiva, inspira e influye sin tiranía y obtiene
seguidores por voluntad propia de los mismos sin ejercer ningún tipo de
manipulación. Continuamente vemos la
aparición de personas que son presentadas como líderes, concepto utilizado
erróneamente en la mayoría de los casos ya que es confundido con fama o poder.
El líder es aquel al que le concierne
los sentimientos y pensamientos de sus compañeros y tiene confianza en ellos, aquel que demuestra
interés en escuchar y considerar todas las ideas y sugerencias, para lograr
esto debe facilitar la comunicación, la accesibilidad es fundamental.
En nuestro país es muy común
la ocupación de cargos gerenciales por diversos motivos ya sean amistad,
parentesco, relaciones políticas o cualquier otro que no sea la actitud y
aptitud para ello. Desde luego esto afecta a las organizaciones de manera
significativa tanto operativa como también en el desperdicio de capital humano
evitando que las empresas se desarrollen en todo su potencial. La falta de
valores que atravesamos va de la mano con esta situación ya que los gerentes
creen que su cargo les da una postura para lucirse e impartir temor olvidándose
de la responsabilidad y la obligación, asumen una postura de ser dueños de la
verdad y de que no hay punto de discusión sobre sus decisiones sin importar si
son las correctas.
Es tal la falta de liderazgo
que existe en nuestro país que vamos al extremo en el que hoy tenemos un
presidente electo por 39 personas que también creen ser líderes ya que tienen
la libertad de imponer su voluntad sin importar la opinión de su gran equipo
que es el pueblo paraguayo.
Mas triste aun me pareció la
actitud del presidente electo que aun cree que subirse a una tarima y hablar
con un tono de voz elevado y autoritario e invocando unas palabras en nuestro
idioma guaraní lo hace un gran líder, que toma su bastón de mando como si fuera
la varita mágica de Harry Potter promete
una serie de cosas imposibles de realizar en el periodo de tiempo con el que
cuenta para su gestión y piensa que todo el auditorio queda convencido con su
capacidad de liderazgo.
El gran problema por el que
se atraviesa en la sociedad actual es que todos quieren ser líderes, pero aquel
al que describía anteriormente el que desea poder en lugar de voluntad
colaboradora, y de esa manera poco podremos avanzar hacia el cambio.
Es urgente y necesario el
cambio, ese que debemos iniciar cada uno en nuestro interior para que así como
hoy nos damos cuenta de la manera en la que intentan tomarnos el pelo con actos
como estos podamos ser capaces de combatir y triunfar como verdaderos lideres
siendo el ejemplo a seguir y ya no a través de las mentiras y el temor, debemos
ser capaces de formular objetivos creíbles y factibles, y la única manera de
lograr esto es educándonos y capacitándonos día a día, no saciarnos nunca de
obtener información y conocimiento, ya
que solo la sabiduría nos hará realmente grandes. (Muchas Gracias Edith).
*Actualmente está cursando la Maestría en Administración de Negocios de la UNAE.
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