*Mariane Emhart
Según las investigaciones de Dan Ariely, los seres
humanos nos volvemos predecibles, porque al analizar las características
individuales de los seres humanos, y su forma de actuar, dependiendo de las
situaciones, las emociones y las motivaciones
que atraviesa, se concluye que por más diferentes que seamos, predomina
en su mayoría una característica similar que es
la irracionalidad en el momento de tomar decisiones, porque está
comprobado que a pesar de haber tenido experiencias anteriores similares, se
tiende a reiterar el proceso de selección de las mismas.
Como consecuencia de la predictibilidad del hombre, las
empresas del mercado han creado situaciones que en las que a través de señuelos
disfrazados de buenas oportunidades generan influencias en las personas,
quienes motivadas por el hecho de querer obtener ventajas, obvian la evaluación
de situaciones, porque están cegados por el deseo de querer ganar algo
adicional, o querer sobresalir ante los demás.
Considerando
que las personas somos seres irracionales, creamos un paradigma sobre
situaciones específicas, cuyas creencias son difíciles de cambiar, como cuando tenemos la impresión sobre algo, ya sea
la calidad de un producto, el precio de un artículo o servicio, o sobre la
personalidad misma de otra persona, fijamos un ancla en nuestras mentes, donde
esa impresión se convierte en una realidad tal vez no tan verdadera, y las
decisiones que tomamos están relacionadas a como la vemos, aunque esto implica
equivocarnos repetidamente.
Para las
organizaciones, hoy en día ya no es tan complejo crear nueva una buena
impresión relacionada a sus productos, ya que con el apoyo del marketing y los
masivos medios de comunicación, es posible crear mega campañas que comuniquen
nuevas teorías de sus productos, inclusive en ocasiones estas son engañosas,
pero que son aceptadas por los consumidores, quienes son convencidos por
referentes que en ocasiones son solo meros actores.
Al analizar
experiencias personales sobre el efecto placebo y su relación directa con los
comentarios de referentes, que en teoría utilizan un producto específico, o relacionado
a la categoría del precio, irracionalmente creemos que un producto más caro es
de mejor calidad, inclusive sin tener las pruebas que evidencien su efectividad
o superioridad, igualmente nos
convencemos de comprar un producto después de recibir los constantes mensajes
publicitarios o consejos de actores o personas que consideramos entendidas en
el tema o consumidores del mismo, por esta razón las organizaciones presentan a
sus productos como superiores ante la competencia a través de mensajes subliminales,
siendo que muchas veces se trata de
productos de igual calidad o efectividad, pero estamos cegados ante tal
situación.
En cuanto a
la toma de decisiones y motivaciones relacionadas a las normas sociales y
normas mercantiles, está comprobado, que los seres humanos tenemos la ambición
de ser bien recompensados por ciertas actividades que desempeñamos, pero a su
vez nos vemos motivados a realizar estas mismas actividades sin recibir aportes
económicos, sino como un voluntariado, ahora bien, realizar una actividad con
poca recompensa es vista como una carga, y la mayoría de las veces no son aceptadas, esto está
relacionado con productos que tengan algún valor añadido visto como gratuito,
inconscientemente todos los humanos queremos recibir un obsequio, por esta
razón las organizaciones aprovechan y realizan paquetes promocionales para
introducir o fomentar la venta de un producto en el mercado.
Al tener en
cuenta la irracionalidad del hombre y la capacidad de tomar decisiones según la
situación o la motivación, deja al descubierto que en ocasiones la desidia es
quien dirige el rumbo de la vida del individuo, porque nuestras acciones están
ligadas a las motivaciones, sean estas buenas o malas, pero es la motivación la
que impulsa al individuo a la perseverancia para la realización de sus metas,
esto inclusive se resalta en las organizaciones, donde después de grandes
planificaciones los responsables se desvían del camino como consecuencia del
desgano, o la falta de estipulación.
En el caso de dar valor a un bien, los seres
humanos tendemos a los apegos emocionales, ya que se considera lo adquirido
como un tesoro, inclusive en ocasiones se le atribuye un valor muy superior a
lo que en realidad vale, como consecuencia, motivados por esos sentimientos de
posesión se toman decisiones en las que se puede perder grandes negocios, o
inclusive pagar un valor por un producto o servicio muy sobre lo que en
realidad valdría.
Después de
varios estudios sobre el comportamiento del hombre, queda claro que incurrimos
reiteradamente en errores o fallas como consecuencia de las decisiones
irracionales.
Estas
situaciones pueden ser aprovechas por las organizaciones, ya que podrían crear
campañas estratégicas para convencer y motivar a las personas sobre una situación
específica, ya sea en el área de consumo o mercado, como en el área laboral o
empresarial. Muchas Gracias Mariane!!! (*actualmente está cursando la Maestría en Administración de Negocios en la UNAE)
No hay comentarios:
Publicar un comentario